La leyenda de Ermesinda
La leyenda, que no las fuentes históricas, quiere ver en el encaprichamiento de Munuza de Ermesinda (o, también, Ormesinda o Adosinda), la hermana de Pelayo, la explicación y desencadenante de la insurgencia cristiana. La leyenda cuenta que para tener el campo libre, Munuza enviaría a Pelayo, tutor de su hermana, a Sevilla con los tributos de su gobernaduría de 717.
A la vuelta, en 718, Pelayo, que habría arreglado el enlace de Ermesinda con don Alonso, monta en cólera, atacando a Munuza el día de la boda, si bien la guardia del gobernador le rechaza, teniendo que huir hacia los Picos de Europa.
Una variante informa que Ermesinda sólo accede a la boda para evitar la muerte de su prometido don Alonso, preso por orden de Munuza. Cuando Pelayo vuelve, se dispone a matar a su hermana, para “lavar su honor” manchado por la ruptura del compromiso con Alonso y el casorio con el infiel, enfrentándose al dilema de qué hacer con Alonso. En la boda, Pelayo pide hablar con su hermana, que le comunica que se había envenenado justo antes de morir en brazos de Pelayo. Munuza, encolerizado, ataca a Pelayo, pero es muerto por éste, que con Alonso se lleva el cadáver de Ermesinda a Covadonga.
La revuelta de todos modos iniciaría un proceso de desencadenamiento que haría posible para Pelayo recibir el apoyo de los condes gallegos para atacar frontalmente a Munuza y asegurar su elección al trono por encima del derecho o prevalencia que el duque cántabro pudiera tener.
Pelayo aparece posteriormente encabezando un grupo de astures, formado por insurgentes fiscales y otros fugitivos, pero sin causar demasiados inconvenientes a Munuza, que aun así, informa al emir de al-Ándalus.
En 720–721, el califa Umar II envía como gobernante a as-Samh ibn Malik al-Jawlani, que reorganiza la administración de al-Ándalus, el cobro de tributos y el reparto de tierras entre los hombres venidos con Táriq y Musa ibn Nusair. Paralelamente, se organiza un ejército, que ataca el resto del territorio visigodo aún no sometido, la Septimania, conquistando Narbona en 721.
El avance musulmán continúa contra el Ducado de Aquitania, pero en el asalto a Toulouse, el duque Eudes I de Aquitania (Odón el Grande) vence a los musulmanes el 21 de julio de 721, perdiendo la vida el propio as-Samh. Los musulmanes se repliegan a Narbona y al-Ándalus bajo el mando de al-Gafiqi.
Covadonga
En agosto de 721, llega Anbasa, el nuevo valí, que inmediatamente reorganiza las tropas. Con el fin de foguearlas y darles moral, se decide por realizar una razia, para lo cual escoge como blanco a los rebeldes de Asturias, encargando la operación al bereber Al Qama, el cual reocupa el territorio, que los pelayianos van evacuándolo ante la manifiesta superioridad numérica y organizativa de las tropas cristianas (encabezadas por el obispo Oppas de Sevilla) y musulmanas comandadas por Al Qama. Así, para el año 722, Munuza procede, desde Gijón, a la administración del territorio y el cobro de tributos.
La persecución de los fugitivos seguidores de Pelayo conduce a las tropas al valle donde se abre la Cova Dominica, donde la vanguardia sería emboscada y masacrada, en una confrontación denominada batalla de Covadonga, considerada por la Historiografía tradicional española el arranque de la Reconquista, conllevando la retirada del resto de la tropa ante la imposibilidad de desplegarse adecuadamente en las estrecheces del valle. Un desprendimiento de piedras y tierra en el monte Subiedes (Cantabria), sufrido por las tropas en retirada, remataría la faena, provocando la retirada de Munuza de Gijón hacia su base leonesa.
- «Entonces los de las huestes de los Sarracenos que habían sobrevivido a la espada, al derrumbarse un monte en Liébana, fueron sepultados por el juicio de Dios». Crónica albeldense, año 883.
El fin de Munuza
Sobre la desaparición de Munuza de la Historia existen varias versiones, mutuamente excluyentes:
- Habría muerto a manos de Pelayo el día de la boda con su hermana.
- Habría muerto en la batalla de Covadonga, incluso a manos del mismo Pelayo.
- En la huida de Gijón habría muerto en Santa Olalla (Liébana en Cantabria).
- Se habría retirado a orillas del Guadalquivir con Ermesinda (o Adosinda).
- Habría permanecido en Gijón con Ermesinda (o Adosinda), una vez reconciliado con Pelayo.