En la primavera del año 711 Rodrigo se dirigió, al frente del ejército visigodo, hacia el territorio de los vascones con la idea de poner fin a la sangrienta revuelta de estos y, aprovechando la movilización, acabar con la resistencia de Akhila. Ante la inminencia del ataque de Rodrigo, los witizianos enviaron un mensaje a Musa ibn Nusayr para que les prestara ayuda. Se ignoran las condiciones del acuerdo entre el caudillo musulmán y los seguidores de Akhila, pero dicho tratado se produjo y Musa puso al frente de la expedición a su lugarteniente Tariq. Éste cruzó el estrecho con siete mil hombres en abril de 711, haciéndose fuerte en Gebel el Tarik, Gibraltar.
A principios de mayo Rodrigo recibió la noticia del desembarco musulmán en las costas peninsulares. Ante la magnitud del mismo, Rodrigo abandonó Pamplona y se dirigió al sur. Posiblemente se detuvo en Toledo, donde envió emisarios para convocar a la nobleza del reino. Tariq por su parte, avanzó hacia el norte, derrotando a su paso al duque de la Bética, Teudomero. Parece ser que los hijos de Witiza acudieron al llamamiento de Rodrigo, quizá asustados por la magnitud del desembarco musulmán o quizá para certificar la caída de Rodrigo. El rey visigodo logró reunir un poderoso ejército que la tradición ha hecho de cien mil soldados, cifra a todas luces imposible. Independientemente del número real de las fuerzas visigodas, lo cierto es que estas eran considerablemente mayores que las de Tariq por lo que éste pidió refuerzos a Musa, quien le envió otros cinco mil soldados. Aún así, las fuerzas de Tariq seguían siendo inferiores en número por lo que el caudillo musulmán trató de evitar un encuentro frontal con el ejército de Rodrigo.
Finalmente, ambos ejércitos se encontraron en un lugar cuya localización exacta ha generado ríos de tinta entre los historiadores. Polémicas a parte, el encuentro entre las tropas de Tariq y las de Rodrigo es lo que la historiografía clásica ha dado en llamar batalla de Guadalete. Dicha batalla tuvo lugar entre el 19 y el 23 de julio de 711.
La Batalla de Guadalete
Según el cronista árabe Razi, la batalla habría durado toda una semana. En el campo de batalla, las alas del ejército de Rodrigo estaban dirigidas por los hermanos de Witiza, Sisberto y Oppas, lo que habla de una posible reconciliación entre ambos sectores nobiliarios, al menos aparente, ya que nada más iniciarse la batalla los witizianos desertaron en masa y se pasaron al bando contrario. Algunos historiadores han afirmado que dicha deserción ya estaba pactada de antemano. Desastrosamente disminuido, el ejército de Rodrigo quedó a merced de Tariq, por lo que emprendió una desorganizada retirada en la que fue profundamente diezmado.
Una vez acabada la batalla de Guadalete, Rodrigo desaparece de las crónicas, su nombre nunca más vuelve a surgir, aún así, se ignora si falleció en el combate o poco después, pero desde luego no logró presentar una nueva batalla ante la invasión musulmana. Sobre la muerte de Rodrigo existen tres diferentes hipótesis. La primera, la menos verosímil de todas, dice que pereció a manos del mismo Tariq. El escritor Ibn al-Cuthaya dice: “Tariq y Rodrigo combatieron a orillas del Wadi Becca, en la provincia de Sidonia”. La segunda propone que se ahogó al cruzar el río Guadalete, ya que bastantes días después se encontraron en el fondo del río los restos de su caballo y parte de su armadura. La tercera asegura que derrotado y herido abandonó el campo de batalla, refugiándose en la Lusitania, donde vivió de manera anónima como ermitaño. Ésta última está avalada por el hallazgo en el siglo IX, en las proximidades de Viseu, de una gran tumba con una lápida con el nombre de Rodericus Rex. Cualquiera de las tres, o quizá ninguna de ellas, puede ser cierta.
Pese a las diferentes versiones que recogen tanto las crónicas cristianas como las musulmanas, en la actualidad se tiende a pensar que la batalla de Guadalete no fue de gran envergadura dada la escasez de efectivos de ambos bandos.