La figura de Witiza ha sido profundamente falseada. Difícilmente logrará la crítica histórica dar una visión que sea aceptada unánimemente de este rey, quien la Historia, durante largos siglos, ha hecho responsable principal de la caída del Estado visigótico.
Como hijo del rey Egica (687-702) y de su esposa, la reina Cixilo, Witiza tenía relaciones de parentesco con todos los reyes godos desde los tiempos de Chintila (fallecido en 639). Según la Crónica de Alfonso III de fines del siglo IX su padre Egica era sobrino carnal del rey Wamba (672-680). Y es probable que esa línea familiar se relacionara con las tierras galaicas, donde Wamba había sido duque muy probablemente y esa misma tradición historiográfica astur sitúa a Witiza, asociado al Trono por su padre, ejerciendo funciones de gobierno.
Los nombres de Oppas y de Artaba(s)do —el primero de un hermano de Witiza y el segundo de otro hijo de Witiza y, probablemente, del abuelo paterno de su madre Cixilo—, infrecuentes en la antroponimia goda conocida, apuntan a un enraizamiento del linaje en tierras del Guadalquivir.
Fuertes intereses andaluces que explicarían la misma residencia cordobesa de Witiza y su padre a principios del siglo VIII, y hasta la extraña importancia de la ciudad cuando y tras la conquista islámica. Además la estirpe de su madre Cixilo, hija del rey Ervigio, de la que era propio el antropónimo Artaba(s)do, entroncaba con el rey Quindasvinto (muerto en 653), y muy posiblemente con el viejo linaje ostrogodo y septimano de los reyes Liuva I (fallecido en 573) y Leovigildo (muerto en 586).
Witiza fue asociado al Trono como presunto sucesor por su padre Egica en 694/695. Lo que posiblemente fuera una respuesta al peligro que para la continuidad en el poder del linaje supusieron en 693 la conjura liderada por el obispo toledano Sisiberto, pues el príncipe para entonces tendría poco más de diez años de edad. Por eso seguramente la fundamental ceremonia de su unción como rey se tuvo que posponer hasta el 15 de noviembre del 700. Una tradición recogida en la “Historia de Alfonso III” de fines del siglo ix se refiere al gobierno de Witiza en vida de su padre en tierras galaicas, con sede en la plaza fuerte de Tuy donde habría herido de muerte por un asunto de faldas a Fafila, padre de Pelayo (fallecido en 737), el futuro caudillo de la independencia astur frente al poder musulmán. Aunque lo que es seguro es que Witiza acompaño en los años finales del siglo vii y primeros del viii a su padre en su Corte itinerante por el Reino huyendo de la epidemia de peste bubónica que asolaba a la capital toledana. Y juntos residirían en el 702 en Córdoba, donde tenían importantes raíces familiares.